jueves, 11 de abril de 2013

Fracasos no tan fracasados - Fallimenti non proprio fallimentari





Bueno, mas que nada para que sea claro que:

1- El fracaso se esconde en cada cocina.
El bizcocho de la foto tenia que ser un ¡red velvet! Con remolacha picada en sitio del colorante. Me esmeré picando 150 g. de remolacha con 160 g. de azúcar, 100 de aceite, el buttermilk, el cacao, tres huevos, vainilla, la harina tamizada y bicarbonato. Puse en el horno calentito un bizcocho de un bonito color rojo bien oscuro, y saqué del horno un bizcocho de chocolate de toda la vida, suave de textura, pero de chocolate, y claro, ni tan chocolateado, que al fin y a cabo el (red) velvet solo lleva una cucharadita de cacao.

2- Los fracasos a veces no son tan mal.
Porqué sí, ya, de ellos se aprende y toda la filosofía positiva y el think pink que queramos, pero no dejan de fastidiarnos, vamos... Pero... bueno, el trocito de bizcocho de la foto es lo que queda después de una noche. Y con la nevera llena, y pan... o sea, que no faltaba comida como para quitarse la hambre con cualquier cosa apenas comestible. Eso sí, mi hijo no debía de sospechar que hubiera remolacha escondida en el.
En el próximo le voy a esconder calabacines. 

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