sábado, 26 de octubre de 2013

Vin Cotto




En tiempos de vendimia, en algunas regiones de Italia, se aprovechaba del mosto que apenas empieza a fermentar (y que todavía tiene un porcentaje alto de azucares) para preparar un sirope che se llama Vin Cotto, Mosto Cotto o también Sapa, o Saba, en Cerdeña.
Es mas, ya se producía en la Roma antigua, para acompañar carnes, añadir a los vinos aumentando de esta manera con el azúcar el porcentaje de alcohol,  y para añadir a la nieve y ¡¡¡hacer granizados!!! Hoy ya casi no es costumbre de prepararlo en casa y se encuentra en venta. Pero pide, con las herramientas modernas, un tempo de preparación relativamente corto.
Así que cuando vi el camión que vendía las uvas de la vendimia...




Al final, lo que tenemos, es un reducción rica de fructosa, porque no le añadimos otros azucares, con un ligero sabor a mosto, que tradicionalmente (hablo de los abuelos y bisabuelos, no de Julio César en este caso) era utilizada para hacer pasteles y edulcorar, a veces añadir carácter a vinos débiles, adobar quesos y carnes cocidas y preparar bebidas refrescantes y, como no, granizados.

Vamos al grano: todo lo que necesitamos son unos quilitos de uvas (o de mosto recién prensado, en el que los azucares no hayan fermentado transformandose en alcohol, si tenemos la oportunidad, para ahorrarnos la tarea del prensar). 







Yo tenía sei quilos aproximadamente, después de lavar, quitar los escobajos y comerme unos ochocientos  granos requetedulces, que prensé, eso sí, con un poco de paciencia y el fondo de un vaso, poco a la vez, en unas ollas. 
Se deja descansar no mas de veinticuatro horas, cubierto con paños limpios, se filtra y se pone a cocer a fuego lento hasta que no esté reducido entre la mitad y un tercio, dependiendo de la densidad que queramos. 
Antiguamente había la costumbre de poner una media docena de nueces el la olla para evitar que el liquido pegara al fondo. También se pueden utilizar unas canicas. 
Yo decidí vivir peligrosamente y no puse nada, solo removí de vez en cuando, durante unas cuatros horas y media. 

Terminado de cocer se embotella, si posible en botellas de vidrio oscuro y se gusta hasta a la siguiente vendimia.

Es perfecto también para decorar los platos de entrantes y postres, espectacular con la panna cotta o con el requesón, en un carpaccio de cecina y rucula... bueno, a descubrir otros usos ahora hop!





jueves, 24 de octubre de 2013

Cambiar de piel



Estoy meditando de cambiar el nombre del blog, que lo de los cupcakes ya me queda un poco ajustado. 
O sea, que al cerrar este post supongo que ya me voy a dirigir al apartado "diseño"... 
Qua hay mas cositas que me apetece compartir, y no siempre son estrictamente dulces, que en mi cocina la gente me comenta a menudo que se encuentra a gusto, y algunos me piden si les aprendo a hacer esto o aquello... Taba's Kitchen que tal?                        

miércoles, 16 de octubre de 2013

Calabaza time




Llegan las calabazas que tiñen los campos con bolas de color, me meten alegría, sin ser particularmente admiradora de la costumbre estadounidense de Halloween. Es que los regalos de la tierra siempre me meten alegría...
Así que decidí aprovechar de la misma masa brisa de siempre cambiando otra vez de relleno.






Ingredientes del relleno de calabaza:
Una calabaza de un quilo y medio mas o menos ( que nos quede un quilo limpio)
80 g. de azúcar moreno
Un huevo grande 
160 ml de nata
Una buena cucharada de canela o de especias mixtas para dolces (canela, nuez moscada, clavo, jengibre y pimienta)











Precalentamos el horno a 170 grados.
Limpiamos la calabaza y la cortamos en cubitos, la encerramos en papel de aluminio y cocemos en el horno caliente durante treinta o cuarenta minutos, hasta que esté tierna.
Una vez sacado del horno, chafamos bien con un tenedor y dejamos templar un poquito.
Mientras tanto extendemos la masa brisa (una ya preparada del super también nos valdrá), forramos un molde redondo de unos 24 centimetros de diámetro y agujeramos el fondo con un tenedor. Reservamos las sobras para decorar.

Ahora añadimos los otros ingredientes a la purea de calabaza y mezclamos bien.
Vertimos  la purea sobre la masa en el molde, decoramos como mas nos guste con las sobras de masa y pasamos para cocer en el horno caliente durante 45 minutos mas o menos.
Si la superficie se colora demasiado cubrimos con una hoja de papel aluminio.

Se come templada o fria, con nata, helado de vainilla, o tambien espolvoreada de cacao en polvo.



Tartaletas de compota de manzanas - Crostatine di composta di mele







Temporada de membrillos, de calabazas y uvas (y con esto algo se cuece también), de manzanas... y lo jugosas que están comidas desde la rama del árbol...
Y en compota con canela? Ñam!
Y en tarteleta con compota de manzana? Doble ñam!








El gato curioso se llama Amancio, y ¡juro que habla!

Pero vamos a la compota:

-1 quilo de manzanas ya limpias
-200/250 g. de azúcar, al gusto
-1 cucharadita de canela en polvo
-1 cucharada de vainilla en pasta

En una olla juntamos los ingredientes; yo no puse limón, porqué no me gusta en este caso, y mi compota queda mas oscura, pero si preferís podéis añadir el zumo de un limón, y también omitir la canela, si no os gusta...

Como de costumbre utilicé la olla de presión eléctrica, para ahorrarme la aburrida tarea de mezclar, en posición "cocido", pero seguro que cualquier método vale.

Saldrá una purea come la del bote de izquierda (el de derecha es otro mejunje mío de membrillo jengibre y otras frutas).

Dejamos enfriar (hasta una semana en la nevera...).






La masa siempre es la misma, sobretodo para el invierno:
-medio kilo de harina
-180/200 g. de azucar glas
-250 g. de mantequilla
-vainilla al gusto
-4 yemas

Se mezclan los ingredientes secos y la mantequilla en la amasadora y luego se añaden la vainilla y las yemas, amasando a baja velocidad hasta que tengamos una bola de color uniforme, tan bonito que nos da la gana de comernos todo así de crudo, sin más.
Si no tenemos amasadora podemos mezclar harina, azúcar y mantequilla en un robot cualquiera hasta que tengan un aspecto de arena y terminar de amasar a mano con las yemas. Incluso podemos hacer todo a la mano, con paciencia, un buen tenedor y brazo valiente, ¡sí sí que yo lo he hecho!

Una vez que esté amasado dejamos descansar una media hora como mínimo en la nevera.


Una vez pasado este tiempo extendemos la masa al grosor de 4/5 milímetros, cortamos unos disco de diámetro un poco mas grande de los moldes, reservando otro disco para cubrir.

Forramos los moldes, -los míos son de silicona, pero si son de metal habrá que engrasar y enharinar- depositamos una buena cucharada de compota,  cubrimos con el segundo disco, sellamos y hacemos unos cortes en forma de estrella para que el relleno pueda respirar.




Cocemos en el horno precalentado a 160 grados durante media hora, cubriendo con papel de aluminio si se coloran demasiado.

Espolvoreamos de azúcar glas apenas salido del horno y dejamos templar, que el relleno quema como el infierno.

Si sobrara nata o helado de vainilla (sobra de verdad alguna vez en vuestras casas?) se harán muy buena compañía.